Presa de Enciso
Descripción de la actuación social y ambiental.
Necesidades detectadas:
La cantera contemplada para la extracción del árido necesario para la fabricación del hormigón del cuerpo de presa está situada en un collado de la Sierra de la Hez (Arnedillo – La Rioja), a unos 1.200 m. de altitud. Éste, se sitúa junto a una zona ZEPA donde habita una pareja de Águila-Azor Perdicera (Hieraatus fasciatus), especie que prácticamente ha desaparecido de la meseta norte y se encuentra en peligro de extinción.
La extracción del árido calizo se debe realizar mediante voladura con explosivos, método que puede ocasionar afecciones por ruido y vibraciones a estos animales. La D.I.A. limita la realización de voladuras fuera del periodo reproductor de esta rapaz (establecido entre el 1 de febrero y el 15 de julio). El hecho de que únicamente se pudieran realizar voladuras entre agosto y diciembre comprometía sustancialmente el plazo de ejecución de la obra, ya que era necesario tener fabricada y acopiada una elevada proporción de árido (en torno al 70%) antes de proceder a la fabricación del hormigón y su puesta en obra.
Soluciones adoptadas:
Buscando minimizar la afección a la pareja de Águila-Azor Perdicera, se estuvo en contacto desde el primer momento con el Departamento del Medio Natural del Gobierno de La Rioja. En primer lugar, se planteó el diseño de explotación de la propia cantera de tal modo que el propio frente de excavación constituyera una pantalla de atenuación de los ruidos y el polvo provocados por las voladuras, la maquinaria de movimiento de tierras utilizadas en la explotación y la planta de machaqueo y clasificación de árido. Con ello se conseguían disminuir los niveles sonoros transmitidos a la ZEPA situada en las inmediaciones de la obra.
En paralelo, se contrataron los servicios de un biólogo para realizar el seguimiento de la pareja de águilas y ver en qué medida afectaban las obras a sus condiciones de habitabilidad y a su capacidad reproductora. Se realizó una primera serie de visitas, previa a las voladuras, en la que se comprobó cual era el estado de la pareja y si utilizaban todos los nidos, cortados de oteo y zonas de alimentación, cuyas localizaciones fueron aportadas por el personal del Departamento del Medio Natural.
Junto con el personal del Gobierno de La Rioja se decidió que era importante comenzar con las voladuras en diciembre, unos meses antes del inicio del período reproductor, para que, o bien los individuos se acostumbraran al ruido y a las vibraciones generadas por las voladuras, o bien tuviesen suficiente tiempo para buscar un nido más alejado de la zona, en el que no se vieran afectados por la ejecución de los trabajos.
El horario que se estableció para la realización de las voladuras fue entre las 13 y las 16 horas, lo que permitía que, si el águila abandonaba el nido debido al ruido de la voladura, le diese tiempo a volver al mismo antes de que los huevos o los pollos se hubiesen enfríado.
Además, se adoptaron medidas para reducir los niveles de onda aérea en las voladuras, como no utilizar cordón detonante al aire libre, minimizar la carga de explosivo por unidad de microrretardo y emplear longitudes de retacado adecuadas.
Resultados:
- Las mediciones realizadas en la zona de los nidos indicaron que no se producían vibraciones o incrementos de ruido apreciables durante las voladuras. Se comprobó asimismo que los ruidos y vibraciones producidos por la planta de machaqueo y clasificación de árido, así como por el resto de maquinaria utilizada en los trabajos de explotación de la cantera, no suponían ningún impacto para la actividad normal de la pareja de águilas.
- Todo ello demuestra que, a través de una programación previa de las actuaciones a realizar en cuanto a modos de explotación (topografía, tipos de detonadores, periodos y horarios, etc.) y mediante la integración de los diferentes equipos que intervenían en el proceso (producción, empresa de movimiento de tierras, unidad de calidad y Gobierno de La Rioja), se consiguió hacer compatible la explotación continua de la cantera con la presencia y viabilidad de la pareja de Águila-Azor Perdicera, habiendo incluso detectado durante la primera temporada la presencia de un nuevo ejemplar joven llegado de otro lugar.