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Autovía A-23 Congosto del Isuela a Arguis

Descripción de la actuación social y ambiental.

Necesidades detectadas:

La construcción del tramo de la autovía Mudéjar A-23 de Congosto del Isuela a Arguis incluye un túnel de aproximadamente 900 metros de longitud. Para realizar esta obra se eligió el llamado Nuevo Método Austríaco (NATM, por sus siglas en inglés), también conocido como Método de Excavación Secuencial, y la perforación para los barrenos de las voladuras se realizó por vía húmeda, con la consiguiente generación de vertidos de agua turbia dentro del túnel.

Otras de las fuentes de agua que era necesario controlar en la obra fueron las surgencias de agua del macizo atravesado por el túnel, cuyo caudal se incrementaba notablemente en época de lluvias, mezclándose con las partículas sólidas procedentes del hormigón proyectado empleado para el sostenimiento de la excavación del túnel.

Por todo ello, en la obra se generaba un vertido de aguas con un nivel alto de sólidos en suspensión y con un pH por encima de los límites legales que, de ser desaguado directamente al cauce del río, perjudicaría a la calidad del río Isuela y tendría un gran impacto sobre la biodiversidad.

Soluciones adoptadas:

En previsión del flujo de agua que se generaría durante las obras y con el objetivo de reducir el impacto sobre el medio ambiente, el agua vertida durante el proceso de construcción del túnel se canalizó hasta unas balsas colocadas secuencialmente. En este sistema ordenado de balsas, el agua pasaba de una a otra, produciéndose una decantación o precipitación de los sólidos de forma gradual, obteniéndose al final del proceso agua con una carga mucho menor de sólidos en suspensión.

Resultados:

Con las balsas de decantación se consiguió disminuir la concentración de sólidos en suspensión hasta los niveles permitidos por la autorización de vertido. Con respecto a la corrección del pH, en la mayoría de los casos, el agua de lluvia, dado su ligero carácter ácido, fue suficiente para disminuir el pH del agua decantada. Sin embargo, cuando el agua de lluvia no era suficiente para la neutralización del pH y, por tanto, no se cumplían con los niveles recogidos en la autorización (pH=9), se procedía a la adicción puntual de ácido clorhídrico hasta alcanzar el valor deseado.

Para la obtención de datos inmediatos de pH en las balsas fueron utilizadas tiras reactivas. Con su aplicación se favorecía el control exhaustivo del pH antes de verter las aguas al río.

Así mismo, se realizó un control analítico quincenal de los parámetros físico-químicos del propio río Isuela (destino final del vertido), tanto aguas arriba como aguas abajo del punto de desagüe, con el fin de asegurar que el vertido no estuviera teniendo afección en la calidad ecológica del río.